Alguna vez te has preguntado por qué hay tantos rompimientos de pareja hoy en día?
Nadie nos enseñó acerca del amor en pareja y lo único que aprendimos fue lo que vimos en la casa, con nuestros familiares, en las películas y en televisión, nuestra visión del amor esta influenciada por la cultura en la que vivimos, la cual propone que el amor es un sentimiento relacionado con el atractivo de la personalidad y lo externo, el cuerpo físico, el carisma y la imagen, haciendo del amor de pareja un romanticismo cursi, reduciendo con ello el amor a un simple sentimiento o emoción.
Vivimos en un mundo individualista, en donde cada quien está pendiente de sus propias necesidades, sin preocuparse de las necesidades de otras personas, y en donde no se toma en cuenta el valor del aporte que uno puede hacerle al otro, nuestra cultura sólo incita a llenar las propias expectativas y conveniencias, es consumista y busca la felicidad en obtener riqueza y posesiones materiales, lo cual alimenta el egocentrismo y el interés propio, pero no inculca la importancia de dar, ayudar y servir al otro, más bien nos enseña que debemos de elegir o permanecer con alguien por conveniencia a nuestros intereses, pero déjame decirte que eso está muy lejos de ser amor.
El tipo de amor que hemos aprendido es un amor de fantasía, muy bonito como la historia de la cenicienta y el príncipe azul, lleno de magia y euforia al inicio pero es irreal e incapaz de sostenerse con el tiempo, la realidad es que este tipo de amor es frágil y débil; se rompe de nada, no es capaz de soportar ni el menor roce o tropezón, porque se quiebra con facilidad.
El tipo de amor que nos vendieron es un amor muy barato, no cuesta nada ganárselo y por lo mismo se tira a la basura como si fuera algo desechable; pero el amor verdadero que se sostiene en la entrega y el servicio al otro, no tiene nada de barato; es una amor virtuoso y muy costoso.
La entrega es la clave para lograr el amor verdadero y es una facultad que necesita ser trabajada con enfoque y disciplina para madurarla.
El amor verdadero es una decisión, una resolución, y no una reacción emocional visceral de la que no somos responsables. No es un sueño o una esperanza, hay que desarrollarlo con disciplina y enfoque.
El amor romántico o de fantasía tiene algunas características que necesitamos observar para no caer en él: es un amor idealizado, un amor condicionado y un tipo de amor que proviene sólo de un sentimiento o emoción y no de una convicción.